Agencia MANL/por M. C. P. Emiliano Mateo Carrillo Carrasco
"El liberalismo clásico era antiautoritario, aunque no necesariamente democrático. Fue en su choque con el socialismo cuando ese liberalismo, por conveniencia más que por naturaleza, se convirtió en democrático y puso atención a los daños que podía causar en lo social el libre mercado (una supuesta igualdad de oportunidades pero entre desiguales)" (Bobbio:1989).
Si partimos que el 77% de nuestra juventud vive en las zonas urbanas y que en las elecciones del 2012 ocho estados están concentrados los votantes con sus tipologías de cada identidad.
Una población total equivalente al 50 % de la porción de mexiquenses jóvenes donde una población de mas de 16 millones de habitantes. Así de numeroso es el segmento de quienes en el Estado de México cuentan con entre 14 y 29 años de edad; es decir, están en condiciones de estudiar o en la etapa más productiva de su vida. Un alto porcentaje no tiene oportunidades de estudiar, ni de trabajar, lo cual afecta directamente su presente, y mucho más su futuro, dónde viven con sus padres.
En el Estado de México adquiere especial gravedad por los casi 4 millones de jóvenes que viven aquí, de los cuales un alto porcentaje está desempleado o labora en la economía informal, con bajos salarios y sin prestaciones. Unos 400 mil, según información oficial, no tienen acceso a la educación superior y media superior, constituyendo un problema muy serio para las autoridades y la sociedad, porque las consecuencias de esta realidad rebasan el ámbito personal de los afectados e impacta negativamente al conjunto de la comunidad estatal.
La problemática de los jóvenes constituye uno de los principales desafíos para el gobierno estatal y para la sociedad misma. Y resolverla requiere un esfuerzo gigantesco y coordinado de la federación, estado y gobiernos municipales. Y en el caso del gobierno de la República, su participación resulta obligada, porque muchos jóvenes son oriundos de otras entidades federativas, y trajeron al Estado los problemas que deben resolverse en todo el país.
Este jinete de la economía desvinculada con la política ,por situaciones de obcecación del modelo económico respaldado a la macroeconomía .si en el ámbito económico no se requiere una mejor productividad ,pero no de competitividad mal entendida en la perdida de derechos humanos; sino a la forma de crecimiento que involucre a todos en forma endógena y exógena ,que permita elevar el ingreso de la población y no empobrecerla mas ante una voraz economía Neoliberal, por esto esta el articulo 25 y 26 de nuestra constitución ,que establece variables y plan nacional de desarrollo. Los terrenos de la productividad y el costo de la mano de obra – salarios de los trabajadores. Qué huevos de la econometría, dirían los chavos del Facebook y del Twitter.
Resulta que, mientras la productividad laboral en las industrias de la construcción, de las manufacturas y el comercio al mayoreo y al menudeo mejoró su desempeño, creció, el costo de la mano de obra y, por tanto, el ingreso de los trabajadores, decrecieron.
El INEGI dio a conocer ayer los indicadores de productividad laboral que revelan que, entre el tercer trimestre de 2011 y el mismo lapso de 2012, las remuneraciones medias disminuyeron (-) 0.5%, mientras que la productividad laboral aumentó a una tasa de 3%. Por lo tanto, el índice del costo unitario de la mano de obra se redujo (-) 3.4%. Viene siendo un mito, un engaño, eso de que hay que incrementar la productividad de la economía para que los mexicanos estén mejor dotados para satisfacer sus necesidades de casa, alimentación, salud, servicios indispensables como agua, luz, trasporte, escuela etcétera.
La grandeza del poder en los símbolos, las apariencias, o los asistentes gratuitos sino en los resultados de su ejercicio. La crítica una tarea insoslayable frente a las acciones de los gobernantes les presta a estos un servicio invaluable, lo que no ocurre con la alabanza sin sentido de sus partidarios.
Los gobernantes, ante la crítica, tienen la oportunidad de reflexionar, repensar y, si el crítico tiene razón, rectificar rumbos, metas, en beneficio de la población a la que gobiernan o, dicho exactamente, a la población de la que son empleados y a la que deben servir según sus mandamientos.
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