Por Redacción | Agencia MANL
Chihuahua.- En lo profundo de la Sierra Tarahumara, donde los montes imponentes resguardan desde hace siglos la vida y la cosmovisión rarámuri, hoy se libra una de las crisis humanitarias menos visibilizadas del país. Grupos criminales han convertido este territorio en una zona de disputa estratégica para el cultivo, transporte y control de rutas de droga, dejando a las comunidades originarias atrapadas entre la violencia, el desplazamiento forzado y la pérdida de su entorno natural.
De acuerdo con testimonios de autoridades comunitarias y defensores de derechos humanos, los rarámuris enfrentan presiones constantes: amenazas, reclutamiento forzado, cobro de “cuotas” por permitir el uso de sus tierras, y la ocupación de zonas boscosas para sembradíos ilícitos. Familias enteras han sido obligadas a abandonar sus rancherías para sobrevivir, dejando atrás sus siembras tradicionales de maíz y frijol, así como los espacios sagrados que conforman su identidad cultural.
La tala ilegal —controlada también por organizaciones criminales— ha agravado el panorama, pues el bosque, además de ser fuente de alimento y medicinas naturales, constituye parte esencial de su espiritualidad. Líderes comunitarios señalan que quienes intentan denunciar o impedir estas actividades se convierten en blancos directos. Varios casos emblemáticos, como los asesinatos de defensores territoriales, reflejan la vulnerabilidad en la que operan.
A pesar de la presencia intermitente de fuerzas de seguridad, los rarámuris continúan sin garantías reales para permanecer en sus tierras. Organismos civiles y colectivos indígenas han reiterado que la respuesta institucional es insuficiente y que no existen mecanismos robustos para la protección de comunidades completas ante el control territorial que ejercen los grupos armados.
Mientras tanto, la vida cotidiana se transforma: escuelas cerradas, caminos inseguros, cultivos abandonados y rituales comunitarios que empiezan a perderse ante el miedo. En silencio, los rarámuris resisten, manteniendo su lengua, su forma de organización y un profundo vínculo con la tierra que los vio nacer. Pero su permanencia depende hoy, más que nunca, de que su demanda de protección deje de ser una nota marginal y se convierta en prioridad nacional.
#RarámurisEnRiesgo #SierraTarahumara #ViolenciaEnComunidadesIndígenas #DesplazamientoForzado #DefensoresDelTerritorio #CrisisHumanitariaMx #chuhuahua



Gracias por sus comentarios